sábado, 14 de octubre de 2017

Historias de la Chusma





Historias de la Chusma, primer libro de relatos de Oskar Bilbao, se publicará en diciembre de 2017.




El primer libro de relatos de Oskar Bilbao, Historias de la Chusma, se publicará principios de diciembre. El libro se presentará en un lugar de Bilbao por determinar durante ese mismo mes. El diseño de la cubierta correrá a cargo del artista Natxo Martínez Gorriz.


Para su edición, la asociación Kuletxov Factory va a poner en marcha durante los próximos días una campaña de crowdfunding en la plataforma Verkami. Aquí podéis ver el vídeo que incluirá la campaña.
A continuación tenéis 2 pasajes a modo de bocado de lo que será el libro:


El Modigliani




Aunque odio a los niños, mis hermanas y cuñados me habían obligado a disfrazarme de Olentzero aquellas navidades.
—Quiero una cámara de fotos con wifi, una mochila de La Patrulla Canina, un yoyó, y un juego para la Wii2 a medias con mi hermana Oihane.
Al principio, creí que aquello iba a acabar desbaratando mi plan, pero no fue así. Hacía años que no había hablado con C y sabía que sólo una llamada imprevista en un día imprevisto podría captar su atención.
—Hola, C, soy Koldo Hurtado. ¿Cuánto tiempo, eh?
—Ah, Koldo, sí mucho tiempo. Dime.
—Perdona que te llame en un día como hoy, pero creo que tengo algo que te puede interesar.
—Tengo todo el año que viene completo, ya lo siento.
—No, no es eso. He encontrado unos lienzos en una vieja nave de antes de la guerra. Creo que uno incluso podría ser de Modigliani. O de un discípulo. En la parte trasera del lienzo pone Cliff de Hory. Iba a llamar a Icaza, pero creo que no está a tu nivel.
Aunque era Nochebuena, C mordió la cucharilla como una lubineta. Yo conocía sus puntos flacos y estaba dispuesto a aprovecharme de ello. Pronto vi, además, que el hecho de que mis hermanas y cuñados me hubieran endosado a última hora aquel muerto no iba a ser en absoluto un obstáculo. A fin de cuentas, todo el mundo tiene que hacer algo en Nochebuena. C, por ejemplo, me dijo que iba a cenar con la familia de su atractiva esposa.

A pesar de que no me daba tiempo para poder pasar por casa a cambiarme, no quise retrasar la hora de mi cita con C. Al fin y al cabo, ir vestido de Olentzero en Nochebuena no es algo tan raro.
Lo vi llegar  a lo lejos por la Gran Vía. Lo reconocí en seguida por su andar falsamente seguro. Mi sorpresa fue mayúscula a medida que se acercaba. Cuando cruzó a la Plaza Elíptica vi claramente que él también venía vestido de Olentzero. Encima del disfraz llevaba un abrigo caro negro, estrecho por la cintura. Aquello, junto a la txapela, las medias de lana blanca y las abarcas de cuerdas, lo hacía parecer aún más ridículo que yo mismo. No se había quitado ni la barba. En ese instante me di cuenta de que yo tampoco. También recordé entonces que aún llevaba el saco de carbón atado a mi espalda. Mi hermana Eunate me lo había cosido para así poder agarrar a los niños en brazos sin que me molestara, y se me había olvidado quitármelo.
C seguía caminando hacia donde yo me encontraba. Me vino la imagen de dos Olentzeros reunidos en medio de la Plaza Elíptica a las doce de la noche. Los chavales que habían quedado en la fuente miraban con cara de mosqueo. De inmediato, intenté apartar aquella visión de mi pensamiento para poder concentrarme mejor.
Yo había conocido a C al terminar la carrera. Ambos éramos dos jóvenes con ganas de ser reconocidos como artistas. Su problema era que no tenía talento ni para hacer fractales. Mi problema, sin duda alguna, fue C.
Ocurrió hace exactamente 23 años. Era invierno y mi amiga Ana Ezkurza había organizado una exposición de artistas de la India y Pakistán. La exposición, aparentemente, había sido un gran éxito si nos ateníamos a los periódicos o a las diferentes emisoras. Incluso se emitió un reportaje en la tele de entonces. Pero no se vendió un solo cuadro.


(...)

Continúa en el libro. ¡Colabora como mecenas!


 


Toumani



—¿Entiendes, o no entiendes?
—Claro que entiendo.
—Me parece que no me estas entendiendo —contestó Óscar ya algo cansado.
—Te estoy entendiendo perfectamente —repliqué yo categórico.
Óscar se frotaba la barbilla con nerviosismo. La piel blanca de sus brazos contrastaba con el azul y el rojo de sus tatuajes. Tras mirar por un momento al suelo, se dirigió a mí por última vez:
—Ya veo que no entiendes nada —se dio la vuelta y se marchó contrariado.

Yo acababa de terminar el curso de Auxiliar de Geriatría y no llevaría allí ni una semana. Hacía solo unos días que había conocido a Óscar. Y a Julio.
—Buenos días, Julio.
—Buenos o normales, que tampoco hay que exagerar.
Julio tenía 88 años y, según él, había vivido la vida a tope. Había pasado sus días, hasta hace relativamente poco, viviendo con su difunto hermano Rodolfo, soltero como él. Cuando se quedó solo decidió ingresar en Gereño.
—¿Qué? ¿Ya han bajado los walking?
            —Están ya todos colocados —dije yo sonriendo—, la única que se movía un poco era Dolores. 
Julio se refería a los de la planta baja. Luego, en tono más apagado, añadió:
 —A algunos da miedo mirarles… no te vayas a convertir en uno de ellos.
La verdad es que todos los de aquel grupo, aunque suene duro decirlo, eran más vegetales que personas. A mí, como era nuevo y aún estaba en prácticas, no me dejaban atenderlos. Me habían asignado a los más vivos. Y entre ellos estaba Julio. ¡Qué tío!

—Hola, moreno, ¿qué vamos a hacer hoy?
—Tú no sé, Julio, pero yo, trabajar.
Aunque, por supuesto, era excepción en aquel lugar, Julio iba al cine todas las semanas. Además, alguien le había regalado una tablet en la que veía películas, series, y quién sabe qué más. Julio no tenía parientes directos y nunca vi que nadie viniera a visitarlo.

La primera vez que vi a Óscar, en cambio, no fue en Gereño. Había sido un día en el que yo estaba con mis amigos del equipo de fútbol. Alguien propuso entrar en un bar donde había un concierto. Óscar tocaba la guitarra. El grupo no era bueno pero iban vestidos con pintas de vaqueros, y con eso y el tupé de Óscar trataban de suplirlo.
Desde ese instante me quedé con su cara. Además, en ese mismo concierto a Oscar se le cayó una jarra de cerveza sobre una chica empapando su peinado súper cardado, y esparciendo cientos de añicos de jarra por todo el bar. Y es que Óscar tenía todos los boletos para ser un desastre. Uno de esos tipos de los que hablaban en los programas de integración y de los que me da pánico ser pero que, por alguna razón, me hacen gracia.

(...)

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Haz click aquí para ver la campaña de Crowdfunding. 

 

 

 

martes, 9 de junio de 2015

Futuro Imperfecto disponible en la red y nueva demo-reel de Oskar Bilbao

Hola os dejamos un enlace a la nueva demo reel de Oskar Bilbao y otro a su último cortometraje Futuro Imperfecto, que los disfruteis.

También una fotos inéditas del rodaje de Futuro Imperfecto a cargo de Javier Garcia Obrien.













miércoles, 6 de noviembre de 2013

Futuro Imperfecto se estrenará el jueves 21 en la Alhondiga.



El cortometraje Futuro Imperfecto dirigido por Oskar Bilbao se estrenará durante el Festival de Cine de Bilbao Zinebi en el auditorio de la Alhondiga, el jueves 21 de noviembre a las 17:30. No se puede decir que sea una hora excelente, pero esa es la que le ha asignado la organización. Esperemos que la gente pueda acudir.

El corto se rodó durante las pasadas navidades y diremos que, entre otros, tiene el honor de inmortalizar, en una de sus secuencias, un semiconstruido San Mamés como telón de fondo, tal y como muestra en el poster que anuncia el film. No está mal para un corto que trata sobre el tiempo y su devenir. Sobre todo si eres de Bilbao…

Os pongo un enlace con información del corto para los que sepan euskera.

Y dos links con más con cortos de Oskar Bilbao: El primero una comedia loca que inmortaliza el Bilbao nocturno de los noventa; y otro con un documental sobre la reunión internacional de artistas Simbiotizart.

jueves, 17 de enero de 2013

Rodaje del cortometraje Futuro Imperfecto de Oskar Bilbao

       Foto: Aitor Zugadi 


RODAJE DEL CORTOMETRAJE FUTURO IMPERFECTO DE OSKAR BILBAO.



Justo antes de navidad , los días 20 y 22 de diciembre tuvo lugar el rodaje en Bilbao del cortometraje Futuro Imperfecto dirigido por Oskar Bilbao-Goyoaga.

Los interiores se filmaron el jueves 20 en el Loft del fotógrafo Jorge Ibañez Biztueta (A.K.A. materia sueño & Niño Hormiga) situado en Basauri, mientras que los exteriores fueron rodados en Bilbao el sábado 22 en las localizaciones de Campo Volantín, Zubizuri, Rotonda de Euskalduna y el Skate Park de Deusto. 
       Foto: Igor Valbuena

El corto está protagonizado por Natalia Alvarez Bilbao y Ander Pardo y narra la historia de un romance corto pero apasionado (que, según muchos, son los mejores ;-) siendo el tema central el paso del tiempo y sus consecuencias.

       Foto: Igor Valbuena

La dirección de fotografía fue de Gaizka Bourgeaud -con la ayuda de Goizeder Saez de la Fuente al foco e Iñaki Lauzirika como eléctrico-; siendo los jefes de producción Javier G. Obrien y Nerea Bilbao. El montaje corre a cargo de Niko Leize, es decir, de un servidor. 



       Foto: Igor Valbuena


El resto del magnífico equipo que ha hecho posible este corto -rodado sin ningún tipo de ayuda ni subvención institucional- lo completan Igor Valbuena e Iñigo Goiri en el sonido; Patrizia Muñoz, multiplicándose como ayudante de dirección y script; Mapi Plou, en la dirección de arte; el maquillaje y la peluquería de Perucha, asistida por Montse Vilumbrales; y Iolan Iriondo como figurinista. 


       Foto: Aitor Zugadi


Finalmente para la figuración se contó con la inestimable colaboración de la agencia Binahi. La música la ponen los navarro-getxotarras Atom Rhumba, todo un lujazo y de los que soy gran fan desde hace largo tiempo. (Por cierto, los amantes de lo escatológico no dejéis de ver el videosick de esta canción. Los no amantes, abtenerse, mi hija dixit).

La imagen del corto está ya montada y actualmente el film se encuentra en fase de postproducción de sonido. Esperemos que pronto podamos empezar a verlo por el circuito de festivales. Seguiremos informando. Ahí van algunas fotos de rodaje. Un saludo a tod@s.

























viernes, 11 de mayo de 2012

BELLFLOWER






Leo que le han dado el Premio Fant a Belflower. La pelícúla había sido previamente nominada para optar al prestigioso Independent Spirit John Cassavetes Award. Sin embargo, a mi la película no me convenció. Es cierto que atesora grandes méritos, especialmente la espléndida interpretación de los actores, entre los que destacaría a Jessie Wiseman. También acierta en su descaro a la hora de rodar sin medios y, sin embargo, con estilo y eficacia.


A pesar de todo ello, en mi opinión, la película naufraga claramente, víctima de un guión que, comienza bien, pero que acaba haciendo aguas. Tampoco ayuda el tratamiento fotográfico (sobredosis madmaxiana mal elaborada, aunque alabada por algunos), que a mi parecer, toma una dirección no demasiado acertada; eso, si, acorde con la evolución de la propia narración, cada vez más tosca y confusa.


En resumen, un primer film de Evan Glodell (excelente como actor) , fallido pero de índudáble mérito.

Décima arriba, décima abajo; coincido con ese tesoro que es la IMDB que le da a día de hoy una nota de  6.3 con 3295 ratings efectuados. Me imagino que por las muchas virtudes que atesora, aunque no sea una película redonda ni mucho menos. Yo le dí un 6.

viernes, 30 de septiembre de 2011

El Sirviente/The Servant. Joseph Losey. 1963. G.B. B/N



Intérpretes: Dirk Bogarde (Hugo Barrett), James Fox (Tony), Sarah Miles (Vera), Wendy Craig (Susan).


Aún recuerdo la noche que ví "El Sirviente" de Joseph Losey una madrugada en el Cine-Club de La Dos. Yo y mis compañeros de piso no habíamos oído hablar nunca de este film, pero fue empezar a verlo y ninguno de los tres pudo ya abandonarlo.

Y es que esta es, sin duda, la mejor cinta que he visto (aunque su obra fue prolífica y me es bastante desconocida en su conjunto) de este estadounidense exiliado a Inglaterra debido a la caza de brujas del ya lejendario -y nefasto- senador McCarthy.

Mi otra favorita de Losey es "The Go-Between/ El Mensajero" (1970) que fue palma de oro en el festival de Cannes. También recuerdo el impacto que me causó el verla, siendo aún un adolescente. Y es que el cine de Joseph Losey puede que no sea fácil, pero es de los que deja huella, porque llega. Y eso lo pueden decir pocos.

"El Sirviente" es una grandísima película que abarca diferentes temas y, sobre todo, numerosos fantasmas humanos. Algunos la consideran sobrevalorada. No es el caso, según mi punto de vista.

La acción transcurre en Londres a principios de los sesenta y cuenta la historia de Anthony Mounset (James Fox) un aristócrata, aparentemente altivo, soltero y con novia formal, además de vago e inútil. Éste se traslada a su nuevo piso de soltero y contrata a Barrett (Dick Bogarde), como asistente doméstico, desarrollándose entre ellos una extraña y compleja relación de dominación y sumision y, finalmente, degeneración.


Para realizarla Losey se basó en el libreto teatral del gran Harold Pinter (reciente Premio Nobel en la época). No fue el único fruto de esta gran colaboración. Tras esta vendrían dos más: Accidente (1967); y la ya citada El Mensajero.

Hay que decir que "El Sirviente" es un film muy rico y abierto que no envía mensajes explícitos, sino que busca provocar al espectador mediante la sugerencia y la extraña evolución de la relación entre los dos personajes.

Los primeros momentos la película dejan ya entrever que, bajo la coraza de altivez y desprecio que, en un principio, trata de mostrar Anthony; hay algunas pasiones ocultas en él que le alejan mucho de llevar una vida como la que, en teoría, le correspondería. Es significativo, aunque a la vez muy sutil, como al ir a entrevistar a Barret para el puesto, Anthony le acaba dando él mismo una pequeña y nerviosa explicación de por qué prefiere a alguien del sexo masculino en vez de a una mujer para el puesto.

Y es que la homosexualidad está latente en todo el film y es por ello que "El Sirviente" es también un film de culto en determinados cículos gays.

Losey mide magistralmente el tempo del film. Barret se irá valiendo de todo tipo de pequeños detalles e inseguridades del dueño de la casa ("conozco tu secreto", le dice enigmáticamente a mitad del metraje) para, poco a poco, ir imponiendo su voluntad y conquistar su confianza (y admiración): primero logra el alejamiento de su novia, para proseguir con la introducción en la casa de su hermana Vera (una Sarah Miles muy inspirada y adecuada), para que seduzca al dueño y lo domine también sexualmente.


Con estas premisas y ayudado por la extraordinaria fotografía de Douglas Slocombe, el director logra una puesta en escena magistral e inquietante valiéndose de encuadres, espejos, escaleras, teléfonos, grifos, lluvia, nieve, luces y sombras, consiguiendo una atmósfera realmente turbadora, que es la culpable de que, tanto yo como mis amigos, no nos moviéramos del sofá, a pesar de que la película tuviera subtítulos pequeños y la dieran a las 12 de la noche.
Por último decir que la música de saxo y piano y la extraordinaria y subversiva interpretación de Dick Bogarde hacen el resto.

Un gran película que ahora podemos disfrutar en todo su esplendor, tal y como hice yo, en el ciclo que se de dedica al autor en la Cinemateca de la Alhondiga.

VALORACIÓN: 9










lunes, 26 de septiembre de 2011

El Arbol de la Vida (2011) Terence Malick





Era natural que una persona como yo, que alguna vez se ha definido como Grouchista-Darwinista, se sintiera atraído por una película cuyo título reza “El Árbol de la Vida”.

Fiel a mis costumbres,me abstuve de leer apenas nada acerca del film y llegué casi virgen a la sala. Tenía conocimiento de las quejas de Sean Penn –uno de mis preferidos- acerca del desmesurado recorte de su papel, supuestamente protagonista, en el montaje final. Poco más sabía. Mi acompañante, aún tenía menos noticias que yo. 


En esas condiciones nos sentamos en nuestras butacas para asistir a la proyección. Al rato de empezada ésta, y antes de la media hora de metraje, 4 siluetas se alzaron y abandonaron la sala. No fueron los únicos. Otros muchos se quedaron, pero los abucheos proferidos por buena parte del aforo tras el plano final que cerraba el film, dejaron bien claro que daban la razón a los cuatro pioneros (y a su posterior goteo de imitadores). Y es que El Árbol de la Vida tiene mucho de Einseinstein. Y eso no es normal en el cine actual. Los espectadores no estamos acostumbrados a ello. En esa sala me quedó claro que al gran maestro ruso, hoy día, no lo salva ni Brad Pitt.


Yo pertenezco al grupo al que la película le gustó y no le aburrió. Disfruté con ella, aunque he de decir claramente que su desconcertante epílogo final me parece muy fallido e incluso exasperante. En la línea del de “El cielo sobre Berlín”, una gran película con un final muy insufrible, sin duda.
El detonante del film es la muerte, probablemente en la guerra, del mayor de los 3 hijos de una familia estadounidense. La voz en off de la madre -una sensacional Jessica Chastain- nos habla de las dos maneras de encarar la vida que le enseñaron desde niña: la de la Naturaleza -o sea, la de Darwin y el panteísmo- y la de lo Divino, es decir, la de los judíos, cristianos y musulmanes. Ella, deja claro que opta por lo divino. ¿Y por cuál opta Terence Malick? Más adelante hablaremos de este transcendental tema.

A partir de ahí, la narración de la historia de la vida de la familia se contrapone a la Historia de la Vida con mayúsculas. Malick no se corta y con un montaje muy intelectual -usando el término acuñado por las grandes teóricos del montaje soviético- nos narra durante casi 30 minutos, en imágenes y sin palabras, el principio de los tiempos hasta hoy: el Big Bang, la formación de las primeras criaturas vivientes en la tierra; más tarde los dinosaurios, las aves y, por supuesto, el hombre y la mujer hasta nuestros días.

La narración convencional del film bascula entre la época actual y, sobre todo, los años 50. Sean Penn, interpreta a un ejecutivo de una gran compañía norteamericana actual. La muerte de su hermano está aún muy presente en él. También lo está la relación con su extremadamente estricto padre y la equivocada educación que éste les dio. Un educación rígida y espartana, que confunde el respeto con el miedo y el temor con el amor. La madre, en contraposición, es todo dulzura, amor y comprensión. Elección que, a la postre, se mostrará -sufrimientos inevitables, aparte- como la correcta y acertada.

 Y es que la película es una continua sucesión de contrastes. Amor/Temor. Dios/Naturaleza. Rigidez/Dulzura. Tiempo actual (siempre subjetivo, no lo olvidemos) / Tiempo pasado (igualmente subjetivo). Leyes y usos de ahora / Leyes y usos de ayer (y del protoayer). 


Y ese es el juego que nos propone Terence Malick. La importancia subjetiva, relativa y dinámica que tienen los acontecimientos y normas más relevantes de la vida. Lo que hoy vale mañana está olvidado. Nada tienen que ver las leyes de la época de los organismos unicelulares de hace millones de años, con las de los posteriores dinosaurios, ni con las de los griegos. Y mucho menos con nuestras normas (aunque todas ellas fueran reinas por un día. En su momento, claro). Como nada tienen que ver el mundo y las normas del personaje de Sean Penn (actualidad) con el de Brad Pitt (años 50) . Nada y todo, por supuesto. Porque la historia de la vida suma y sigue, y, en el fondo, sigue siendo la misma. Sólo evoluciona. Y de eso habla el director estadounidense.



Sobre la postura que toma Malick acerca de lo divino y lo humano, hay quien ha querido ver un alegato a favor de lo divino. Otros, incluso -pertenecientes, sin duda, al grupo de los que abandonó o hubiera abandonado la sala-; han llegado a  hablar, con displicencia, de una “película de testigos de jehová".
Y es que es cierto que el personaje de la madre, dulce y amorosa, triunfa sobre el del padre rígido y malpensado, según avanza la narración. La cita bíblica del libro de Job con que se inicia el film puede también resultar engañosa. Pero, bajo mi punto de vista, eso es quedarse en la coraza de la película.


Yo pienso que difícilmente una persona que cree que arriba hay un señor mirándolo todo, pueda dejar de salir con un mal cuerpo de esta película.

Y es que la postura de Malick, aunque algo críptica sin duda, es clara. Él no cree en ese dios sádico que crea tsunamis y se lleva inexplicablemente a nuestros hijos. Por que si no, ¿a qué viene esa parte de película que, además, irrita (y no precisamente por motivos religiosos) a tantos y tantos espectadores ? Me ha extrañado no leer apenas sobre este punto entre los críticos y demás. ¿Vosotros qué opináis? Podéis votar en la encuesta de la derecha.
En definitiva, un film complejísimo, necesario y no apto para todos los gustos.

Mi calificación: 8,5

PD: Próximo post acerca de "El Sirviente/The Servant" del gran Joseph Losey.

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