viernes, 9 de septiembre de 2011

Ladrones en la Noche (1984) Samuel Fuller

 






Confieso que desde hace ya bastantes años, he  sentido cierta atracción por Samuel Fuller (1912-1997), director de la película que hoy nos ocupa y con la cual inauguro este blog. Esa simpatía, sin duda, tiene su origen en el hecho de que, en Europa, desde hace mucho tiempo, se le ha considerado como un director de culto; habiendo recibido el reconocimiento de los redactores de Cashier du Cinema a lo largo de décadas y, sobre todo, de grandes cineastas como Jim Jarmush, los hermanos Kaurismaki -recordemos Tigrero, La Película Que Nunca Se Hizo de Mika Kaurismaki  1993-, a los que podríamos añadir, Claude Chabrol -que interpreta un papel en Ladrones en la Noche-, Jean Luc Godard, Win Wenders, Joe Dante y un largo etcétera.


Sin embargo, esa atracción, rara vez  se ha visto refrendada de cinematográficamente. Y confieso que siempre que me he dispuesto a ver un film del norteamericano me he acercado a él con la máxima disposición de disfrutar de, al menos, una buena película.


Lo mismo me ocurrió este miércoles en la cinemateca de la ciudad, al ir a ver Ladrones en la Noche, uno de sus últimos trabajos, rodado en Francia en 1983. 

El film es pobre de solemnidad. El guión, escrito al alimón por Fuller y el escritor de la novela en la que se basa, Olivier Beer; es esquemático, en el peor sentido del término. Apenas hay profundidad en los personajes. La puesta en escena no supera tampoco al libreto: sucesión de planos secuencia -por llamarlos de alguna manera- estáticos donde los haya; sin apenas movimiento, ni interno ni externo. 

La verdad es que confieso que no suscitó ningún interés en mí, a pesar de mi ya comentada disposición. 

¿Quizás era un SF en horas bajas al final de su carrera y con problemas graves de producción? 
La verdad es que sus obras más alabadas, léase Manos Peligrosas (1953) , Underworld USA (1961) o la casi coetánea Perro Blanco (1982),  aun siendo superiores al film que hoy nos ocupa, tampoco causaron gran mella en mí. Y con permiso de Quim Casas, las considero muy sobre valoradas.

A pesar de todo esto tengo que reconocer que Samuel Fuller, el inconformista, el físico, el independiente, el  virulento, el siempre libre de ataduras; sigue contando con mi simpatía. Quizás la razón de todo, sea que era un gran tío, con dos cojones que se las ingeniaba para caer bien a todo tipo de gente. ¿O será que hay algo que yo no veo? Vosotros me diréis. Un saludo y prometo que mi próximo post cinematográfico estará redactado en tono más positivo.










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